Recuperar, cuidar, conservar y multiplicar las semillas criollas y nativas. Un Intercambio de experiencias.



Crónica de: Angélica Carrillo Hernández. Corporación Compromiso

Como ya nos ha enseñado la historia, el conocimiento es una construcción colectiva y a la luz de esta premisa una gran lección hemos aprendido y queremos compartirla.

Durante la primera semana del mes de junio del 2019 en el Municipio de San Vicente de Chucuri, tierra bondadosa y proveedora de agua y alimentos y cuna de seres valientes y trabajadores, el equipo de trabajo del proceso de Autonomía Alimentaria de la Corporación Compromiso junto a los campesinos y campesinas participes de esta experiencia seguimos dibujando caminos y alternativas en pro de la soberanía alimentaria y territorial.

El taller se realizó en las veredas Santa Inés, Mérida y Centro (sector Cantagallos y La Germania), este espacio buscaba reconocer y reiterar la importancia que tienen las semillas criollas y nativas para salvaguardar la diversidad del territorio, para garantizar la soberanía alimentaria y el rescate de la cultura ancestral y campesina como legado de conocimientos prácticos para vivir en armonía con la naturaleza.   

Como cual estudiante llegando a su escuela, así llegan hombres mujeres y algunos jóvenes y niños al lugar de encuentro (la finca de algún vecino) con la disposición de aprender y compartir, comenzando la jornada se escucha a las personas saludar a sus vecinos y comentar una que otra novedad en la vereda o en el municipio, se escucha uno que otro chiste y así se va rompiendo cada vez más el hielo “porque aquí no se viene solo a aprender, también se viene a tirar risa” comentaba una de las asistentes al taller. 



Este ejercicio de aprendizaje contó con la especial compañía de Juan Carlos Jerez, quien tiene gran experiencia como custodio de semillas en la provincia de García Rovira, Santander. Juan Carlos aportó al fortalecimiento de saberes y así mismo comparte experiencias con las personas del territorio. Con esto, se materializa eso que algunos teóricos han denominado dialogo de saberes, construcción de conocimiento popular. o como ya lo había mencionado en 1895 E. Malatesta es una cuestión -entre campesinos- “Cuando queráis saber algo que interesa a los pobres, no lo preguntéis jamás a los amos, los cuales no os dirán nunca la verdad, porque nadie habla contra sí mismo” así aludía Malatesta a la importancia que tiene el hecho de construir el conocimiento desde las bases de una sociedad.  

En este espacio prima la tranquilidad, todos dan su opinión, todos aportan y reciben, se respira solidaridad y empatía, se conversa de temas tan serios y complejos como algunas políticas y leyes que afectan el campesinado, de la difícil situación económica que hay que enfrentar, se habla de las relaciones comunitarias, uno que otro comentario sobre la vida familiar y el matrimonio, incluso hay quienes se animan a hacer uno que otro chiste sobre la realidad misma, con la intención quizás de hacerle trampas a la desesperanza.

Avanzando la mañana alguien hace un llamado diciendo: “vengan todos que ya vamos a sembrar”, mientras se va acercando todo el grupo a disponer su atención a la explicación de Juan Carlos quien expone de manera práctica como tener una reserva de semillas en la finca. Juan de manera muy sencilla y práctica va preparando el terreno con ayuda de las personas asistentes, unos ayudan a hacer las eras para sembrar algunas semillas de cilantro, zanahoria, papa, tomate, entre otras.  

En el transcurso de la jornada los participantes le plantean algunas inquietudes a Juan Carlos sobre el uso y cuidado que se debe tener con las semillas para conservarlas en buen estado con el pasar del tiempo sin que estas sean afectadas por animales o enfermedades: en este espacio se intercambian saberes y prácticas, cada quien aporta desde sus conocimientos, Juan habla de maneras y materiales muy sencillos para esta labor, comenta que desde lo que se tienen en la finca se pueden preparar mezclas que contribuyen a la conservación de las semillas, un ejemplo de ello es el polvillo de mago biche, “podemos secar un mango que este biche y luego molemos o trituramos la fruta y nos queda una especie de polvo, este lo podemos mezclar con las semillas en un recipiente, esto dificultara que la semilla se vea fácilmente atacada por algunos bichos·


Mientras avanza el taller, el diálogo es constante y continuo y se escucha a una mujer preguntarle a una vecina. “¿ya sembró la mata que le di?  y entre preguntas sencillas y charlas amenas los campesinos y campesinas intercambian su experiencia para enriquecer la del grupo, así mismo, expresan su interés por poner en práctica todo lo aprendido y manifiestan agradecimiento con el equipo de trabajo por la provechosa jornada de trabajo y enseñanza compartida.

Finalizando el día, el grupo se dispone a participar en un pequeño ritual en homenaje a la naturaleza y a sus cuatro elementos fundamentales; tierra, agua, fuego y aire. Los campesinos y campesinas comprenden que lo que allí está en juego tiene que ver con su calidad de vida y el futuro de las generaciones venideras, por ello asumen el compromiso de cuidar y seguir en el ejercicio de rescatar las semillas criollas y nativas como una responsabilidad individual y colectiva.





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