Olvidando el olvido



Olvidando el olvido
Don Félix Manuel Forero Acevedo, un campesino sabio de la región del Chucurí


Por: Domingó. Corporación Compromiso.

El olvido ya fatigado, gasta sus últimas fuerzas para sostenerse en estas tierras.  Sabe que los minutos finales de su empeño de años, fue un vano esfuerzo. Tanto tiempo con caminos y carreteras en mal estado, la falta de asistencia técnica permanente, sin créditos favorables para la producción agropecuaria,  su intento de borrarlo todo, solo ha conseguido que los campesinos chucureños empiecen a entender el mundo de otra manera.

Están realizando procesos organizativos para cambiar los modos de producción agraria tradicionales, por procesos agroecológicos que garanticen una comida sana.  Parece que se cansaron de sostener el olvido del Estado que termina siendo un peso inmisericorde, ya no piensan mucho en eso, están buscando alternativas de producción a la vez que se sienten más integrados a la naturaleza. “para mí el mundo sin campesinos no es mundo, por eso yo me siento orgulloso de ser campesino, le busco solución a todas las cosas. Estamos empeñados con muchos campesinos aquí, en mejorar nuestra producción, que sea limpia, libre de agrotóxicos. Para mí es un orgullo poder ofrecerle y garantizarle una comida sana a las personas de los pueblos y ciudades”Así, con palabras seguras, don Félix expresa su pensamiento mientras muestra orgulloso su cultivo de lombrices ¡Esto es abono puro! aquí en la finca nada se desperdicia, las lombrices convierten la basura en abono, todo se lo comen y me lo devuelven en nutrientes para los cultivos” La alegría de don Félix es evidente, cuando muestra las alternativas que está implementando en su finca de la vereda Chanchón, del municipio de San Vicente de Chucurí.



Don Félix dice que es iletrado pero su sabiduría está presente en todo momento, es un campesino que piensa y actúa, soluciona cada dificultad que se le presenta con creatividad, como el diseño y elaboración del cable vuelo para carga que fabricó con un viejo motor de carro y una caja de cambios de una camioneta. “mire…esto lo hice para solucionar el problema que tenía del transporte de carga y la traída de insumos. Como usted puede ver estas montañas son muy empinadas y los caminos muy malos y el trayecto desde abajo de la carretera vecinal, es muy largo, entonces el cable vuelo era la solución ideal. Estoy muy contento con este invento que hasta ecológico me resultó, porque ya no usamos a las pobres mulas que siempre se estropeaban con la carga.” Escuchando  a don Félix uno se da cuenta que no solo es inteligente y sabio,  sino que es un campesino muy sensible, consciente del entorno que habita, sabe que la naturaleza es su aliada.







Mientras cuenta como hizo su cable vuelo para carga, es inevitable pensar en la forma como funciona el olvido. Es común encontrar a mucha gente a lo largo y ancho del país quejarse por la indiferencia del Estado en todo el territorio. -No hay presencia del Estado-,  es la queja común y por todos recitada, pero aquí escuchando a don Félix la comprensión es otra, se puede observar que concibe este olvido como un peso histórico, como una realidad persistente, pero que agoniza si la miramos de otra manera. El peso del olvido Estatal ha sido siempre el mismo, pero este se hace más grande cuanto más tiempo se sostenga. Todo olvido causa dolor y desesperanza, destruye las energías y el entusiasmo por el hacer y solucionar los problemas, entre más tiempo se piense en el dolor que causa el olvido, más fuerte este se hace,  convirtiéndose en un sentimiento de inacción, soledad o desengaño. Lo que hace don Félix junto a las 90 familias que se encuentran en el proyecto Seguridad Alimentaria y Economía Campesina  de la Corporación Compromiso, es mirar la realidad con otros ojos o “voltear la arepa” como decían las abuelas. Solo una comprensión distinta de la realidad permite que esta pueda ser transformada. Es lo que están haciendo estos campesinos y campesinas al iniciar el tránsito hacia una agricultura agroecológica.

Como si adivinara los pensamientos, don Félix dice: “Es que es mejor no quejarnos, sino buscar cómo solucionar las cosas, pero la verdad uno solo no puede, toca entre todos. Si todos estamos bien, estoy bien yo. Se trata de juntarnos y trabajar juntos, creo que ya es hora que no haya tanto individualismo. Aquí uno aprende de la naturaleza; en este proyecto hemos aprendido que todo en la naturaleza está conectado y trabaja junta, es un equilibrio que no se puede romper, es lo que nos han dicho los amigos de Compromiso y yo estoy de acuerdo”.  

También en este aspecto este sabio campesino tiene razón. Los cambios parten de una conciencia colectiva que se alimenta todos los días por una sensibilidad individual.  Y al ser esto así, la sensibilidad individual se comprendería como una amplísima gama de visiones que tienen que ver con la solidaridad, el bien común o ver en el otro, no un competidor sino una fuerza aliada, un amigo en el duro camino de la vida individual y social. 

Es increíble como las conciencias se conectan, estas reflexiones de don Félix son iguales a las que hace el reciente galardonado cineasta británico Ken Loach a su llegada al Atlántida Film Festival de 2019 tras presentar en Cannes 'Sorry, we missed you' en declaraciones a la cadena SER “Crecí en los 40 y 50 cuando la conciencia de la gente era trabajar por el bien común. Eso ya no está, se fue cuando llegó Margaret Tatchert e impuso la conciencia neoliberal en toda Europa. Ahora lo que prima es mirar por uno mismo, pensar que estás solo, que tienes que cuidar de ti. O pensar en los demás como competidores, enemigos, pensar qué lo puedes hacer mejor que ellos. Cuando crecí todos estábamos juntos, ahora prima el individualismo. Eso es el gran problema”. 

El mundo globalizado con sus ventajas o desventajas deja ver que las conciencias humanas no reparan en clase sociales o diferencias culturales, para concluir con sabiduría sobre los grandes problemas que afectan al mundo. Así parezca extraño y hasta risible para algunos,  están tan conectados don Félix con Ken Loach aunque no se conozcan y que ninguno de ellos tenga conciencia de la existencia del otro, para que lleguen a una misma conclusión de un problema global. Es lo que pasa con estas sensibilidades que ahora se están volviendo visibles, somos más conciencia colectiva que lo que creemos habitualmente, alimentada por una individualidad más sobrecogedoramente humana que tiene su punto de partida en la solidaridad, así parezca que no.



Interrumpe don Félix, que cuando habla, fija su mirada en la tierra, como indicándole a su interlocutor que de ella proviene su pensamiento  “Mire… a muchos campesinos que participamos en el proyecto de Compromiso nos parece que desarrollar la agricultura agroecológica o limpia, es la mejor alternativa, ya que al trabajar pensando en todos, podemos mejorar la producción, ofrecemos productos sanos que benefician a las gentes de la ciudad. No es fácil, ya que nos han dicho que la agricultura limpia exige más dedicación, más trabajo  aunque los insumos para hacerla son más baratos o los tenemos en nuestras fincas, pero el esfuerzo vale la pena, porque ya no estaremos trabajando únicamente  para el beneficio de nosotros mismos, sino el beneficio de la salud  de quienes nos compran, y eso me hace feliz”. Es que la naturaleza se lo dice a uno, yo veo por las tardes a muchos pajaritos comiéndose semillas y frutos que he sembrado y sé que no solo se alimentan ellos, sino que esparcen las semillas en otros lugares, eso me hace feliz y me deja enseñanzas, por eso digo lo que digo. Yo soy cafetero y vivo aquí hace más de 30 años, cultivo café bajo sombra de árboles nativos que yo mismo siembro y además cultivo bosques que dejo ahí quieticos. Como la naturaleza me da, yo la respeto y busco formas de respetarla cada vez más. Tengo más de ocho mil unidades de árboles sembrados”. 

Es sin duda don Félix un hombre muy culto, aunque insiste en que no sabe leer y escribir, sus pensamientos y opiniones son los de un hombre que se pasea por el conocimiento como pez en el agua, asiste a talleres y conferencias donde es invitado, retiene la información y la procesa según su entorno, así se hace a un pensamiento propio que le sirve no solo para alcanzar sus sueños, sino los de los demás. Continua don Félix con una reflexión final “Con los amigos de Compromiso es muy bueno el trabajo que hacemos,  porque nosotros nos sirven más las enseñanzas que nos traen o las nuevas ideas que el mismo dinero. Hace más gracia que le enseñen a uno a pescar. Uno sabe muchas cosas, pero no se las sabe todas, entonces la integración con la sociedad y entre nosotros mismos es una cosa muy buena del proyecto que Compromiso desarrolla.  Yo he aprendido de ellos y de otros campesinos, cosas que no sabía y también he enseñado las cosas que yo sé. Yo soy amante de la conservación de la naturaleza, con decirle que me preocupo más con dejarles oxígeno a los hijos que dejarles otra cosa”.






Esta tierra de San Vicente de Chucurí es afortunada, porque no solo cuenta con una riqueza natural y de productos agrícolas, sino con campesinas y campesinos que están abiertos a pensar de otra manera, están viendo que sus problemas pueden ser resueltos si mantienen su cultura, la fortalecen y diversifican su producción agraria por medio de técnicas más amigables con la naturaleza.

Aquí la mayoría de campesinos y campesinas son como don Félix, observadores, inteligentes, pensadores, sensibles, muy trabajadores, generosos con todos, especialmente con los visitantes. Están abiertos al pensamiento, al conocimiento  y están decididos a cambiar las cosas,   buscan alternativas para solucionar sus problemas. Saben que en este mar de indiferencias del Estado pueden navegar tranquilos si se asocian pensando en el bienestar de todos, desterrando el individualismo egoísta, del que ya saben, es la esencia misma del olvido.




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