Los habitantes de la niebla



Un taller de agricultura agroecológica en medio de montañas
Los habitantes de la niebla

Por: Domingó. Corporación Compromiso.

El alma del mundo está aquí debajo de esta niebla que se disipa en forma lenta para saludar las altas montañas de San Vicente de Chucurí, tierra prodigiosa de la que solo conocemos su producción de cacao y los aguacates más deliciosos. Pero hay algo más valioso debajo de esta niebla persistente con una esencia tan calmada que parece bailar la música misteriosa del sonido de  los pájaros que pasan raudos por entre las copas de los árboles de roble o que trinan mientras  descansan en los helechos y matorrales de la tupida montaña.  De un momento a otro es inevitable que llegue a la mente  esa fantástica pintura del romanticismo del pintor alemán  Caspar David Friedrich “El caminante sobre el mar de niebla”  la conciencia del yo se hace presente con más fuerza, ese saber subjetivo se revela visionario y se integra al baile de la neblina como conciencia de un yo inacabado e imperfecto pero abierto a la  imaginación y la creatividad.

“El caminante sobre el mar de niebla” del pintor alemán Caspar David Friedrich. Romanticismo alemán 1818. El romanticismo se destacó por acercar una mirada al interior del ser humano. En esta obra el hombre es diminuto ante la inmensidad de la naturaleza. Es solo un espectador sobrecogido ante el maravilloso espectáculo de la naturaleza, ahí radica su insignificancia, es lo que siente a pesar que la figura muestra un tamaño preponderante, sólido y seguro. Dos realidades que el espectador debe dar prioridad. El grupo de montañas del tercer plano que se dirigen como rayos punzantes al corazón del hombre que posa seguro indican un conflicto interior que el caminante debe resolver, o es el el centro del mundo o lo es la naturaleza que se muestra infinita en su grandeza. Los  cuadros de Friedrich no son una fiel imitación del paisaje natural, son en cambio paisajes psicológicos, metafísicos, subjetivos, inquietantes, llenos de melancolía y soledad y a la vez sublimes. Ante la niebla infinita, el caminante se siente pequeño. Su grandeza sólo es posible a partir de su humildad.


Aquí no hay más remedio que entregarse a la naturaleza sublime, es como si la niebla protegiera el yo desnudo que ella misma obliga a revelar. Aquí la niebla no cubre, exalta sutilmente lo que en apariencia envuelve, es con certeza el alma noble, trabajadora y sensible  de los campesinos de San Vicente de Chucurí. Este es el lugar  donde se comprende porque las campesinas y campesinos son tan imaginativos, luchadores y persistentes a pesar que se sienten olvidados por el Estado, que poco o nada conoce y nada le importa quienes cultivan la vida en estos bosques empinados. Son habitantes de la niebla que se totalizan en paz a la vida de la naturaleza, la protegen y se sirven de ella cada vez con mayor respeto.




Los campesinos se han integrado al medio ambiente, están buscando formas de llevar su vida de una manera que no lo altere. A través del tiempo y las experiencias, comprenden cada vez con mayor certeza, que su producción agropecuaria debe estar equilibrada y en paz con la naturaleza,  así lo hace saber don Félix que vive en la vereda Chanchón    “no solo me siento orgulloso de producir el alimento que en los pueblos y ciudades consumen, sino que ahora estoy interesado en que sea el más limpio y seguro de todos, solo nosotros los campesinos podemos dar garantía que esto sea así, ya que como usted lo sabe, los alimentos ultra-procesados están haciendo estragos en la humanidad y solo los campesinos podemos producir un alimento sano y seguro” Y es cierto, ya que don Félix, junto a 90 familias de campesinos, forman parte del proyecto de economía campesina que la Corporación Compromiso realiza en estas tierras chucureñas. 





Este proyecto está interesado en que la población campesina de las veredas Mérida, Santa Inés y Centro (Sectores Germania y Cantagallos),  mejoren su calidad de vida, que puedan permanecer en el territorio, produciendo para la seguridad y autonomía alimentaria, aportando a la economía local, fortaleciendo el sentido de identidad campesina, sus expresiones culturales y su sentido de pertenencia con el territorio.
Por eso hoy, bajo esta niebla, junto a seis familias de la vereda Chanchón pertenecientes al proyecto, se preparan para participar en uno de los talleres sobre agricultura limpia. El tema que se desarrollará en esta oportunidad es el de los biopreparados.   

Entre comentarios de buen humor y sonrisas poco a poco, todos se disponen a participar en este taller teórico práctico. Sonia es la ingeniera de la Corporación que va a dirigir este taller, junto con Luisa trabajadora social de la Corporación. Con voz segura y amable Sonia hace un resumen de talleres anteriores y recuerda cosas fundamentales como por ejemplo: la diferencia técnica entre producción orgánica y agroecológica. En principio, la producción orgánica y la agroecológica buscan una producción limpia de sustancias químicas y el uso responsable de los recursos del medio ambiente diferenciándose de la agricultura tradicional o hegemónica que con su extensa red de la cadena comercial de químicos está empobreciendo los suelos y haciendo cada vez más pobres y dependientes a los campesinos.


La diferencia exacta entre la agricultura orgánica  y la agroecológica consiste en los procesos de producción. La producción orgánica cuenta con procesos de certificación de orden nacional e internacional que sencillamente garantizan la calidad orgánica de un producto. Para el que vende es una herramienta de mercado y el que compra obtiene una garantía de confianza.  Por la sistematización y certificación que ha logrado la producción orgánica esta suele ser costosa y compleja, dista mucho de la capacidad de los pequeños productores para realizarla a cabalidad. Por ello, la producción agroecológica, en cambio es más cercana y posible para el pequeño productor, ya que asume la práctica ecológica técnica, respetuosa con la naturaleza y además incorpora el aspecto socio-económico, el político y el medioambiental.  Esta característica de la agricultura agroecológica, permite la asociatividad de los productores, el reconocimiento de su propia cultura, el desarrollo sostenible, construcción de comunidad, vigoriza la relación armónica entre el campesino y el medio ambiente,  fortalecimiento de la democracia, respeto por los derechos humanos, y el trabajo por una vida digna para mujeres y hombres.


Por ello es que el proyecto que la Corporación Compromiso realiza en estas tierras chucureñas contempla realidades socio económicas de San Vicente, como la necesidad de superar el desestímulo a la producción de alimentos y el fomento del cacao por intereses de la gran industria cacaotera que crece todos los días y exporta cacao de calidad sin que esto se refleje en el bienestar, ni en los ingresos de la población campesina minifundista que lo produce. La familia completa se ocupa de su principal fuente de ingresos que es el cacao y destina muy poco tiempo para diversificar con otros productos que pueden aportar al mejoramiento de su calidad de vida. Además el productor campesino con predios muy pequeños piensa que destinar parte de su finca al cultivo de otros productos le resta posibilidades a la producción de cacao. En el municipio de San Vicente de Chucurí, considerada la principal región cacaotera del país, también influye un elemento cultural en el chucureño que siente que cultivar y producir cacao es parte de su arraigo y sentido de pertenencia y que tal vez sea esta su única vocación agrícola.

El proyecto identificó que el problema principal en esta región es la pérdida de la autonomía y la seguridad alimentaria de la población campesina, teniendo en cuenta que no producen los alimentos que consumen, pues han destinado sus pequeños predios a actividades de cultivo de cacao, que si bien les garantiza un ingreso mensual aproximado de $400.000.00 (menos del 50% del salario mínimo legal mensual vigente), éste no es suficiente para cubrir los costos de la canasta básica alimentaria; un alto porcentaje cercano al 80% de sus ingresos los destinan a la compra de alimentos que podrían producir en sus fincas, situación que les resta posibilidades de acceder a la satisfacción de otras necesidades básicas. Por ello la producción de hortalizas y frutales en huertas caseras, además del restablecimiento de otros cultivos, les garantizará la disponibilidad para la alimentación de la familia y la comercialización de los excedentes de la producción en las veredas y en el municipio de San Vicente.

Así mismo las familias que habitan en zonas cercanas a la Serranía de los Yariguíes fueron engañadas por la entidad Parques Nacionales para que abandonaran sus cultivos, les afectaron sus predios con anotaciones en los certificados de propiedad de sus fincas, y les presionan para que salgan del territorio con la promesa de comprarles las fincas a precios injustos que no superan el 10% del valor real de los terrenos de los campesinos, pues les ofrecen $2´800.000.00 por hectárea cuando el valor comercial real es de 28 millones de pesos cada hectárea.



En conclusión, el  problema tiene que ver con el desestímulo a la producción de alimentos, falta mano de obra para diversificar la producción, pues toda la familia se dedica a la producción de cacao, esto impide a los campesinos visualizar la importancia de la autonomía y seguridad alimentaria, la comercialización de excedentes de la producción para la satisfacción de otras necesidades básicas. Contando además que el conflicto armado fraccionó a las comunidades, creando desconfianza y debilitando el tejido social especialmente en el campo. Y para terminar de rematar, como habíamos dicho,  la presión de la entidad Parques Nacionales para que no haya campesinos en la Serranía de los Yariguíes y el engaño por parte de ésta para que abandonaran sus cultivos y así desplazarlos del territorio. Es normal escuchar a los campesinos opinar “no me desplazaron los diferentes  grupos armados en la época del conflicto y ahora si me va a desplazar el Estado… o ya me desplazó, porque Parques Nacionales lo que hace es estigmatizarnos y quiere sacarnos como sea. Así que soy un desplazado por el Estado”.  

El anterior problema y sus causas, traen unos efectos que ponen en riesgo el derecho a la alimentación de los miembros de las familias campesinas y la pérdida de la seguridad y autonomía alimentaria, ya que las familias campesinas dependen económicamente del cultivo del cacao y dedican el 80% de sus ingresos a la compra de alimentos. Las necesidades básicas insatisfechas en las familias campesinas por bajos ingresos del cultivo de cacao no alcanzan el 50% del salario mínimo legal mensual. Otro efecto importante es que el municipio de San Vicente en su conjunto está perdiendo su autonomía alimentaria, el 70% de los alimentos los traen de Bucaramanga. También como efectos se evidencia una violación sistemática de los derechos de los campesinos que habitan la Serranía de los Yariguíes por parte de la entidad Parques Nacionales. Pérdida del sentido de solidaridad, tejido social y cohesión en las comunidades campesinas. Se presentan formas violentas de solución de conflictos cotidianos y un aumento de casos de violencia intrafamiliar y comunitaria. Otros efectos esperan a estas tierras que podrían agravar la situación de sostenibilidad de los campesinos y del medio ambiente, como el riesgo de explotación de petróleo por fracking  y la explotación de carbón.


Los participantes al taller mantienen su silencio y atención a las palabras de Sonia.  La neblina silenciosa y amable flota sobre las cabezas de los campesinos como una bandera  de terciopelo; deja ver el verde de los árboles que se asoma tímido recordando a cada instante lo efímero de nuestros recursos, si estos no son cuidados con delicadeza. Cuando la bruma cubre los picos de la montaña, el grupo de talleristas, salen a poner en práctica los aspectos teóricos que Sonia y Luisa  han desarrollado en la pequeña sala de la casa de don Félix.

La primera práctica consiste en la elaboración colectiva de la estufa ecológica que servirá para cocinar los diferentes caldos agroecológicos, para el control de plagas.  El diseño y elaboración de la estufa es muy sencillo, consiste en un recipiente de metal reciclado, cuya base será perforado para que después con la ayuda de aserrín pisado, esta pueda ser encendida dando fuego por 4 horas.

Así que los biopreparados que hoy aprenderán a arreglar, servirán para el control de plagas y enfermedades de las hortalizas y verduras que se cultivan en las huertas.  

Los biopreparados es una tecnología apropiada a las condiciones agroclimáticas, sociales, culturales y económicas de los agricultores, forma parte de lo que se conoce como agricultura orgánica o agricultura limpia, ésta  promueve buenas prácticas que incluyen la distribución justa y equitativa de los costos y beneficios asociados a la producción. Contribuye a reducir las desigualdades en el acceso a los recursos e insumos que suelen limitar el desarrollo de muchos agricultores, en especial los más pobres. Los biopreprados sirven para controlar o erradicar las principales plagas  que atacan los cultivos de las huertas, allí se encuentran los insectos chupadores como los pulgones, cigarras, chinches, cochinillas, trips, mosca blanca y pulguilla saltona. Suelen atacar cereales, leguminosas, hortalizas y flores. Chupando la savia de las plantas originan heridas que marchitan y secan las plantas. También suelen transmitir virus y vuelven a las plantas más propensas a las enfermedades causadas por los hongos. Las plantas atacadas por insectos chupadores tienen rendimientos por debajo de lo normal.



 Están también los masticadores como los escarabajos, gusanos trozadores, cortadores, medidores y cogolleros; pulguillas, grillos y langostas, saltamontes, grillos, hormigas, barrenadores como la mosca blanca, la minadora, los ácaros y arañuelas; los nematodos que atacan todos los cultivos hortícolas, babosas, caracoles y las hormigas que producen la defoliación total o parcial de las plantas. Lo anterior explica la importancia de este taller, donde los campesinos y campesinas aprenderán de manera práctica, como preparar estos caldos que sirven para prevenir y atacar todas estas plagas.

Los campesinos del proyecto están interesados en avanzar hacia la práctica cotidiana de estas técnicas amigables con el medio ambiente, son conscientes cada vez mas, de diseñar ambientes productivos integrados y biodiversos, que permitan mantener a las plantas bien nutridas asociando ciertas especies de cultivos para reducir riesgos de enfermedades. Existe conciencia también que los suelos al haber sido sometidos al uso indiscriminado de agroquímicos se degradan considerablemente, entonces la práctica de una agricultura agroecológica hace sostenible la producción de alimentos. 

Estos biopreparados son sustancias y mezclas de origen vegetal, animal o mineral presentes en las fincas y que tienen propiedades nutritivas y repelentes de insectos nocivos. Sonia les recuerda a los participantes que pese a lo fácil que es preparar estas sustancias, se requiere de cuidados para evitar la ingestión y el contacto con la piel.

Divididos en dos grupos, los participantes se disponen a poner en práctica lo aprendido teóricamente, así que uno de ellos repasa lo que van a hacer. Recuerda que los biopreparados pueden clasificarse de acuerdo a la forma de acción que desean tomar, por ejemplo: si es bioestimulante, biofertilizante, biofungicida, bioinsecticida o biorepelente. De acuerdo a esta clasificación se preparan ya sea en forma de extracto,  infusión, decocción, purín, macerado o caldo.   Esta práctica incluye hacer purines y caldo bordelés entre otros. Así que todos siguiendo los apuntes y recetas se disponen a la elaboración de dichos productos.




 El tiempo pasa entretenido, todos colaboran dejando ver el profundo interés que este tema tiene para ellos. Mientras tanto, la neblina acelera su paso por las montañas y surge interminable entre las ramas de los árboles, hace que el jardín campesino se vea más intenso en sus colores, el ganado sabe que se está acabando la tarde, así que se empieza a comunicar con mugidos que se oyen repetidos por el eco de las montañas, hay nuevos e inesperados cantos de pájaros que empiezan anunciar la finalización del taller. Los silencios aquí forman parte de la armonía del paisaje, las figuras de hombres y mujeres se ven apresuradas recogiendo los materiales y envasando los diferentes preparados para llevar a sus fincas, no sin antes recibir regalos de don Félix, el anfitrión del taller, que consiste en las mejores arracachas, que todos reciben con alegría, pidiendo que el fotógrafo inmortalice este momento, que no es más que el instante de la vida misma, que estos campesinos están empeñados en proteger.

Por hoy termina una actividad más de la escuela campesina de la Corporación Compromiso en este proyecto, pero la esperanza está sembrada y sus frutos tornaran de la tierra  en forma de verduras, hortalizas y flores de mil colores, que la neblina no se atreve a ocultar.         

 Participantes del taller de biopreparados de la Escuela Campesina de la Corporación Compromiso. Vereda Chanchón San Vicente de Chucurí.
 Las arracachas de don Félix. Producidas con técnicas agroecologicas .





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