Las deudas de Hidrosogamoso



Por: María Luna
Fotografía:  Hydamis Acero
A principios del 2009 Isagen inició la construcción de Hidrosogamoso, una central hidroeléctrica que actualmente opera en el departamento de Santander y que le ha causado múltiples impactos ambientales y sociales a las comunidades de la región.

 Desde la propuesta de este megaproyecto, con el que se espera generar el 10% de la energía que consume el país, el mismo se presentó como un activo fundamental para atraer a más postores para la controvertida venta del porcentaje de Isagen que le pertenece la nación, venta que actualmente continúa debatiendose.

 El proyecto también integraba un Plan de Manejo Ambiental, el cual prometía 21 programas para atender los impactos sociales y medioambientales que causaría. Sin embargo, a la fecha, muchos de esos programas se quedaron en promesas incumplidas.

 Las afectaciones que Hidrosogamoso causó al medio ambiente y a la población son preocupantes. Ante esos daños e incumplimientos, durante los meses posteriores al inicio del proyecto los habitantes conformaron el Movimiento Social en Defensa del Río Sogamoso, plataforma desde la cual han realizado diversas acciones para denunciar los daños y reclamar su debida reparación. Empero, tanto Isagen como la Gobernación de Santander han ignorado sus reclamos o han ofrecido respuestas negativas.

 El deterioro de fuentes hídricas por el vertimiento de materiales de construcción y el incumplimiento de la licencia ambiental, la desaparición de especies animales y vegetales, la aparición de olores fétidos que ahora causan enfermedades cutáneas y respiratorias a los habitantes, la migración de animales a fincas aledañas y la muerte de otros por inanición hacen parte de los daños que sufrió el medio ambiente.

 Desde que el Ministerio de Ambiente le otorgó la licencia ambiental a Isagen para ejecutar el proyecto (Resolución 0476 del 17 de mayo de 2000), ésta adquirió la obligación de remover la materia orgánica almacenada en el embalse. No obstante, su incumplimiento causó la putrefacción de la misma, generando los olores repugnantes que actualmente afectan a la población. Esa afectación fue confirmada por el Tribunal Administrativo de Santander, que el 27 de marzo de este año ordenó a Isagen la remoción total de la materia orgánica.

Sin embargo, el daño al río es aún más grave. De acuerdo al estudio que realizaron investigadores de la Universidad Santo Tomás, aguas abajo –las aguas que están después del muro de la presa–, la saturación de oxígeno arrojó resultados inferiores al 18%, lo que indica que el agua no es apta para consumo ni para el contacto físico, pues para ello necesita tener un porcentaje mayor al 70%. Otro dato preocupante que ofrece el citado informe es la concentración de oxígeno disuelto, pues aguas abajo los resultados son inferiores a 1,5 mg/L, cuando la licencia ambiental establece que debe estar por encima de 4 mg/L. Por si fuera poco, frente a los malos olores que expide el río, la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales del sector El Peaje no funciona, lo cual empeora los olores y la calidad del agua.

Así las cosas, los habitantes del área de influencia de Hidrosogamoso han sido los mayores afectados, pues su salubridad y sus condiciones de vida cambiaron radicalmente desde 2009. La contaminación del río no solo les ha causado enfermedades cutáneas y respiratorias, sino que también ha deteriorado fuentes hídricas como Caño Doradas, del cual toma agua el ganado que se encuentra aguas abajo. También ha alterado la pesca, la agricultura, la minería y el comercio independiente, actividades que les brindaban a los habitantes su sustento económico desde generaciones anteriores. De acuerdo al estudio realizado durante el mes abril de este año por la Misión de Verificación, conformada por 10 organizaciones académicas, sociales y jurídicas, el secado del río durante el llenado del embalse disminuyó la presencia de más de 16 especies y la calidad del río, pues los bajos niveles de oxígeno que presenta no permiten el desarrollo de los peces. Muestra de ello son los peces descompuestos que se encuentran ahora en el río. Además, el bajo nivel de las aguas causó la muerte de miles de peces, tal como lo reconoció Óscar Gutiérrez, funcionario de la Vicepresidencia de la República.

El impacto medioambiental se agrava por los gases tóxicos y de efecto invernadero que produce la putrefacción de la materia orgánica en el río, pues éstos generan una alteración en el clima. De acuerdo a la comunidad, la temperatura de la zona presenta cambios drásticos, lo cual ha afectado la agricultura y ha causado la aparición de plagas que perjudican los cultivos. Todas estas afectaciones a las actividades económicas se han traducido en pérdidas para los habitantes, quienes ahora no pueden comercializar el pescado ni los productos de sus cultivos.

Para prevenir todos estos perjuicios, Isagen diseñó el Plan de Manejo Ambiental y, en su componente social, se comprometió al “restablecimiento de las condiciones de vida de la población a trasladar”, a la “mitigación y compensación por la posible alteración de los usos del río Sogamoso”, al “apoyo a la salubridad pública” y a la “atención a percepciones de la comunidad sobre las condiciones climáticas en el área del embalse”.

Sin embargo, según el informe de la Misión de Verificación, todo lo anterior ha sido incumplido  e, innegablemente, las condiciones de vida de los habitantes sí tuvieron un retroceso. Las tierras que les adjudicaron a muchos resultaron infértiles, a otros los timaron entregándoles 3 hectáreas cuando les habían prometido 5 y a otros, como los pescadores y jornaleros de aguas arriba –las aguas que están antes del muro de la presa–, no los incluyeron en los planes de reparación y reubicación. Por otro lado, algunos de los habitantes de aguas abajo se han visto en la necesidad de consumir aguas lluvias porque los acueductos que debían construirse, de acuerdo con la licencia ambiental, no se han concretado aún o son insuficientes. Adicionalmente, aunque Isagen se ha comprometido a atender las inquietudes de las comunidades, la respuesta que han recibido estas últimas ante sus reclamos han sido frecuentes amenazas, incluso, después del asesinato de 6 integrantes del Movimiento Social en defensa del Río Sogamoso, muchos se intimidaron y desistieron de seguir abogando por sus derechos.

Las deudas que Isagen tiene con las comunidades por Hidrosogamoso son múltiples. La empresa, a través de un discurso basado en la ganancia económica que significa el proyecto para el país, intenta excusar, e incluso legitimar el deterioro de las condiciones de vida de esta parte de la población santandereana y la destrucción de los ecosistemas de la región. Las denuncias de la comunidad no deben confundirse con reclamos ilusorios que pretendan retroceder el proyecto, éstas, más bien, son llamados razonables a la responsabilidad social de Isagen, para que no continúe con esa lógica netamente extractiva bajo la cual prevalece el lucro y se desentiende las afectaciones causadas. Esto requiere un trabajo mancomunado de entidades como la Gobernación de Santander, las Alcaldías municipales, la Procuraduría y además, de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), que ha sido sumamente complaciente con Isagen y sus ‘investigaciones’ sobre los incumplimientos de la empresa han resultado mediocres. Es indispensable y urgente que Isagen cumpla sus promesas y repare a la población como es debido.

Acotación: El geólogo Jaime Suarez Díaz, fundador de la Sociedad Santandereana de Geotecnia, manifestó que la represa de Hidrosogamoso tuvo que ver con el temblor que sacudió a Bucaramanga el 10 de marzo. Su afirmación no debe soslayarse, pues  las represas construidas en China, Grecia y Zambia también aumentaron la actividad y magnitud de los sismos.


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