Las enseñanzas del Gabo

Artículo tomado de : Razón pública. Artículo completo aquí: http://www.razonpublica.com/index.php/cultura/artes-y-cultura/7562-las-ense%C3%B1anzas-del-gabo.html 

Un visionario
“Como todo gran artista, García Márquez fue un catalizador del alma; un escritor que le permitió a todos los que lo leyeron ponerse en contacto y de alguna manera reconciliarse con su propia vida. Por eso, cuando ya no queden recuerdos de los fastos de sus funerales y cuando América Latina ya no sea el eterno Macondo, atrapado en guerras civiles eternas y gobiernos absurdos, quedarán de García Márquez sus personajes imperecederos.
Sus mujeres incansables e indescifrables, sus legendarios mamadores de gallo, sus revolucionarios derrotados y desengañados, sus eternos enamorados aprendices de poetas, sus ancianos alucinados (a quienes acabó por parecerse él mismo) y toda su miríada de personajes, más humanos y reales que muchas personas de la vida real, serán siempre testimonio del paso del ser humano por la tierra, y tal vez la única prueba real de esa existencia.  
Pero al mismo tiempo que habló a lo más profundo del alma individual, García Márquez siempre fue un ser político y su literatura también debe ser leída así. No en el sentido de que sus novelas le hagan propaganda al socialismo o estén en contra de este o aquel partido. Más bien, sus obras sirven para tomar consciencia histórica y aprender de los errores de las sociedades que allí se muestran; y ninguna otra puede ser mejor enseñanza política que esa.
Por eso, en el fondo, creo que el deseo de Gabriel García Márquez como escritor fue que Colombia dejara de repetir la historia de la familia Buendía, esa estirpe de hombres y mujeres enceguecidos por espejismos, y dejáramos de rumiar sobre los mismos temores al mundo exterior, las mismas guerras inútiles y la misma idiotez sin pasado que hemos padecido.
En ese sentido debe ser entendido el ventarrón bíblico que termina por destruir al maltrecho Macondo de Cien años de soledad: es la destrucción purificadora de nuestra violenta historia circular. Solo después de que nos libremos de ese lastre, Colombia podrá dar mujeres como Amaranta Úrsula, libres y sabias, que no estarán nunca más para parir Aurelianos o José Arcadios para la guerra o la ignorancia.

Solo cuando aprendamos esa última lección del maestro tendremos una segunda oportunidad sobre la tierra.”  

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