La estocada final

La codicia, ese pecado original trasegado con hipocresías, desde tiempos sin memoria, piensa instalarse en el corazón del río Sogamoso asfixiando lo posible y fraguando lo irreparable.

La idea de construir una hidroeléctrica en el lecho de este río santandereano se parece más cada día a una fiesta brava, es como si un inmenso torero del tamaño de una montaña y henchido de orgullo, con una vanidad que incomoda la vida, se preparara para la suerte final, con la "muleta" y el "ayudado", este torero gigante empieza a medir la distancia del toro, que no es más que el Sogamoso, luego emprende a tantear el terreno, para empezar a cuajar su faena, hasta enseñarle a meter la cabeza a este río indomable que parece el espíritu de los mismos santandereanos, en cada suerte o engaño; se ve que coloca el burel con los cuartos delanteros parejos, para que se abran y no pinchar en hueso; y asegurar así la estocada, y, si es correcta, a petición del presidente y el respetable, cortar los trofeos. La banda sopla a todo pulmón y al final este toro fiero, se convertirá en un río muerto, que alimentará de luz y energía lejanas tierras. Así, la codicia, tendrá algo para la cena, aunque a decir verdad, todos sabemos que no será suficiente.

Mas allá, por la carretera que bordea el río, quedaron desde el 12 de octubre los ecos y las voces de quiénes no gustan de faenas de muerte, y que ese día se congregaron en una minga de mil personas para contarle al río que su vida corre peligro.

Llegaron en pequeños grupos y en la rivera del río, instalaron 5 ollas comunitarias mientras prendían fuego, mujeres y hombres desprendían la piel de los plátanos y las yucas. Los líderes de la minga junto al fuego congregaron a quiénes venían, convirtiendo cada olla en un foro abierto, todos hablaron y poco a poco las palabras se fundían con el humo, que el río iba recogiendo. De esta manera el Sogamoso se fue enterando de su trágico designio, planeado desde los sueños de la codicia humana.
Pero también el río se enteró de las razones de quiénes no gustan de espectáculos de muerte, y que sienten que deben defenderlo, pudo escuchar entre distintas voces, diez argumentos, que como mandamientos, se filtraron entre el humo y los rayos del sol, que se sumergían presurosos en sus aguas.
Allí quedaron extendidas estas palabras “El río Sogamoso es un hábitat vital muy rico en diversas especies de flora y fauna”.

“El río alimenta un amplio ecosistema endémico y vitalista de ciénegas como el Llanito, San Silvestre y Paredes. Además alimenta un gran ecosistema de humedales. Cerca de 5000 personas viven del río Sogamoso, a través, de la pesca, la agricultura y la extracción de materiales del río para la construcción. Sus tierra fértiles, generan gran cantidad de productos agrícolas y pecuarios, que hacen parte de la soberanía y autonomía alimentaría del departamento. Alimentan la vida, en las pequeñas y grandes ciudades aledañas”.

“La construcción de la hidroeléctrica, destruye el río. 8 meses durará el llenado de la represa. El río entonces morirá. Después pasará el agua sin vida. Se acaba con la pesca y con el sistema ciénega y humedales; así comenzará a perderse una parte de la vida en el Magdalena Medio”.

“Las represas son ya un sistema obsoleto. Las hidroeléctricas destruyen ya son prohibidas en muchas partes del mundo. Hoy hay energías alternativas como la solar y la eólica”.

“Las hidroeléctricas destruyen los ríos e inundan grandes cantidades de bosques que emiten dióxido de carbono, aumentándose el calentamiento global. Se modifica el clima en el entorno de la represa. Aumentará la humedad, que producirán hongos y enfermedades fitosanitarias a los cultivos de cacao, aguacate, cítricos y demás frutales. Por lo tanto no sé podrá continuar con gran parte de los cultivos de hoy. El incremento de la valorización de los predios será muy alto; los pobres no podrán pagar los impuestos prediales, entonces las fincas de los pobres serán adquiridos por inversionistas mafiosos para implementar actividades de turismo, como ya ha ocurrido en otros lugares de nuestro país”.

“La energía que se producirá en esta hidroeléctrica es para vender a otros países: el gran beneficiado será el capital privado nacional e internacional. En diciembre la empresa dueña de la hidroeléctrica ISAGEN será vendida, por el gran déficit que tiene el Gobierno; entonces de seguro le cambiaran las condiciones a los campesinos y a los pescadores. Una multinacional española o norteamericana se quedará con la hidroeléctrica y con un río Santandereano”.

EL tiempo de ese día pasó, pero antes de emprender el viaje de regreso, estas mil personas quisieron expresarle al río sus sentimientos de aprecio, agradecimiento y admiración. Mujeres y hombres hicieron una fila de manos entrelazadas e hicieron saltar a sus hijos e hijas, entre esos brazos esperanzados, los niños y las niñas parecían pequeños pececitos navegando a contra corriente, sonreían ingenuos, estaban alegres por el juego, sin sospechar que es muy posible que aquellas aguas pueden algún día no existir.

Que difícil es oponerse para defender causas justas, se experimenta esa sensación de vacío, que sólo los sueños de un mundo mejor podrían llenar.

Finalmente la tarde se fundió con la noche, estas mil personas retornaron a sus casas, pero sus pasos y voces parecen haber quedado grabadas en el corazón del Sogamoso, que ahora se prepara para la faena, ya sabe que en la vereda La Putana, municipio de Betulia (Santander) inició hace ya algunos días el proyecto hidroeléctrico del río Sogamoso. La hidroeléctrica cuya inversión es de 1.400 millones de dólares está proyectada para ser terminada en el 2014, y generará 820 megavatios de energía al día. El proyecto, considerado como la segunda obra de infraestructura de Santander luego de la refinería de Barrancabermeja, promete felicidad, desarrollo, orgullo y poder inmarcesible.

Sólo queda preguntarse que hará el río ahora, porque en estos faenas donde se encuentra involucrada la codicia humana, queda claro que para desdeñar la vida sólo se necesita ignorar su valor o posiblemente poseer un espíritu de desprecio por todo aquello que signifique sencillez. El torero puede ser valiente, pero esta valentía va en razón contraria de los verdaderos bienes de la naturaleza. “Por eso son valientes los primitivos y los desesperados. Los civilizados son siempre cobardes; la existencia les ofrece demasiados atractivos para jugársela fácilmente”. Y es allí donde sus grandes actos de orgullo y vanidad se entremezclan con la mezquindad, así que millones de bombillos podrán dar luz en tierras lejanas a la soledad de estos tiempos desesperadados, muchos jamás se imaginaran los altísimos costos de un río muerto que provee energía valiosa, para continuar la alocada carrera del progreso que extermina la existencia de este planeta.

EL río espera la estocada final, solo allí se sabrá si vale la pena alimentar la codicia que mueve montañas, que nos maravilla con progresos tecnológicos, con promesas de felicidad de la economía de mercado. Talvez después de la muerte del río, descubriremos que era posible lo simple, lo sencillo, lo que a algunos les parece ingenuo y tonto, que proteger la vida, es la forma mas segura de asegurarnos un puesto en la historia, sin tener que vivir eternamente en alguno de los anillos del infierno de Dante. ¡Feliz tarde de toros!

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