Inaugurada galería de la memoria


En la ciudad se adelanta la “semana del detenido desaparecido” realizado por La Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Asfaddes.

El pasado martes 26 de mayo se llevó a cabo la inauguración de la “galería de la memoria” en la Biblioteca Pública Municipal Gabriel Turbay donde estarán expuestas por dos semanas las fotografías de las personas desaparecidas en el departamento.

La inauguración “galería de la memoria” contó con la participación del artista plástico Domingó Rincón Benítez, Coordinador del Programa Comunicación, Arte y Cultura de la Corporación compromiso, quién ofreció un discurso sobre la relación de la fotografía como memoria visual y el drama de la desaparición forzada.

Discurso Por:
Domingó Rincón Benítez

Rafael Humberto Moreno Duran novelista, cuentista y ensayista colombiano en cierta oportunidad hacía una observación curiosa respecto de dos de nuestras principales novelas, encontrò que tienen un inicio similar. La Vorágine de Rivera inicia “Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. y Cien años de Soledad cuyo inicio es “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Concluye Duran diciendo que es extraño que dos de nuestras principales novelas empiecen justo con la violencia.

De igual manera jamás se imaginaron éstos seres queridos víctimas del atroz crimen de la desaparición forzada, que el día que visitaron al fotógrafo, talvez para una foto de carné o posiblemente una fotografía casual de su rostro, serian hoy esas mismas fotografías las que perpetúen su presencia en nuestro corazón y nuestras mentes. Una vez más, ficción y realidad se funden. Es como si la sistemática violación de los Derechos Humanos, sufrida por tantos y tantos años, nos hubiese convertido en personajes de ficción literaria y nos negará la posibilidad de ser existencias reales.

Esta galería de la memoria, que observamos, tiene la presencia eterna de seres queridos, son imágenes que llegan desde la esperanza del regreso, o la necesidad impostergable de saber, que pasó, con quienes amamos tanto.

De ahí que es necesario citar a Susan Sontag que en su ensayo “Sobre la fotografía" nos habla de la fotografía como un instrumento para rememorar el pasado, aplicando la diacronía evidente del paso del tiempo. Nos habla de cómo, al mirar esa fotografía de hace años, reconstruimos nuestro pasado, pero a la vez, de alguna manera construimos nuestro presente.

Ese trozo de papel donde se impregna la imagen ha ido dejando paso a otros soportes, apartando un elemento sustantivo del contacto sensorial con la fotografía, el sentido del tacto, el poder acariciar con los dedos esa foto querida y casi tener contacto con la imágen contenida en ella.

Se dice que nuestro presente es el resultado de nuestro pasado, y que nuestros recuerdos nos ayudan a sostener nuestra identidad. Hoy en día es más fácil borrar parte de nuestro pretérito y construir nuestro presente a la medida de nuestras emociones actuales.

Paradójicamente, la fotografía, que en parte, ayuda a sostener nuestra identidad por su característica de perenne, hoy en día, cada vez que usamos las cámara digitales corre peligro de alguna manera la naturaleza de la misma memoria fotográfica, ya que es fácil hacer tantas y tantas imágenes que las borramos sin consideración en la pantalla LSD o una vez descargadas en nuestro PC si caprichosamente, no nos gustan, las llevamos a la “papelera de reciclaje”, y por esta facilidad corremos el riesgo de estar tentados a borrar de nuestra identidad esos aspectos que antaño nos habrían ayudado a construirla y reforzarla.

De ahí la importancia de esta exposición, queremos que los seres queridos que allí están representados gracias a la fotografía, jamás abandonen nuestra memoria, porque es la única forma en que siempre estarán presentes.

Esta exposición nos llevará a entender y sentir que esta violencia, éste conflicto interno, ésta guerra, ésta violación sistemática de los Derechos Humanos, no puede seguir siendo un aspecto medular de nuestras vidas.

Así que esta memoria fotográfica, es justamente, no sólo el recuerdo de quienes amamos, sino también una forma de empezar a entender el significado de la vida, y nos enseña la importancia de aprender a vivir rodeados de esa diversidad cultural que es Colombia, para que un día, nunca jamás se repitan tan dolorosos hechos de violencia, que han acompañado nuestra historia.
¿Dónde están nuestros seres queridos?
Jamás los olvidaremos.
Que los devuelvan vivos, porque vivos se los llevaron, les tenemos guardados muchos besos y abrazos que son para ellos, sólo para ellos.

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