LOS CONFLICTOS Y LAS LUCHAS AMBIENTALES EN SANTANDER 2019 -2020: EL AGUA Y TERRITORIO DE SANTANDER ESTÁ EN PELIGRO
Tercer informe del Observatorio de conflictos
ambientales de Compromiso
Agosto 13 de 2020.
El
tercer
informe 2019-2020, identifica los conflictos ambientales las causas, los
actores, las razones técnicas y consecuencias ambientales, los daños y delitos
ambientales que recorren parte de la geografía santandereana, por causa de la
imposición de megaproyectos extractivistas petroleros, mineros o de vías de
cuarta generación.
El Departamento de
Santander está pasando por una grave situación en el tema ambiental, un
departamento desamparado, no hay autoridad ambiental confiable,
ni gobernabilidad que defiendan el territorio santandereano y los campesinos
que lo habitan. La presión externa del gobierno y de la empresa minera Minesa
para meterse al territorio del Páramo de Santurbán a explotar oro y otros
minerales. Igualmente existe la presión del gobierno central, de la ministra de
minas y energía, la presidencia de Ecopetrol por realizar fracking en el
territorio santandereano, y todos los graves impactos ambientales que han
presentado la construcción de las vías como la Ruta del Cacao y la conectante
Floridablanca a Cúcuta.
Hoy las
grandes empresas y el gobierno están aprovechando la pandemia y la emergencia
sanitaria para hacer prevalecer sus intereses. Mientras la población está
encerrada ellos adelantan sus proyectos, con la implementación de los pilotos
del fracking, la elaboración de la licencia ambiental para Minesa, la
construcción del basurero en Chocoa entre otros. También los movimientos
sociales y de resistencia nos estamos movilizando para no permitir que estos
proyectos que afectan la vida de los ecosistemas y de la población de esta
región nororiental de instalen.
Aquí uno de los artículos del informe.
50 MUNICIPIOS DE SANTANDER EN RIESGO DE DESABASTECIMIENTO DE AGUA
Por: Jairo Puente Bruges
1. Antecedentes
Los problemas relacionados con la baja calidad del agua y
la disminución de la oferta disponible del líquido empezaron hace muchos años
en Santander y Colombia. Son problemas que no tienden a solucionarse sino a
agravarse; pues ni el departamento ni el país cuentan con políticas serias de
gestión del recurso hídrico.
Por ejemplo, en 1993, con la financiación del Inderena
(autoridad ambiental nacional hasta la ley 99 de 1993), se publicó el libro “La crisis del agua en Santander”. En
este documento los autores advertíamos, con base en estudios de campo, lo
siguiente: “De no tomarse medidas inmediatas y eficaces, el departamento
enfrentará en los próximos años un déficit en el suministro de agua a las
poblaciones”. En el libro se reseñaron pérdidas de caudales
para los principales ríos del departamento; asociadas al manejo deficiente de
las cuencas hidrográficas.
En este contexto, se pronosticaron “crecientes
racionamientos de agua y pérdidas de cosechas” y disminución de las capturas
pesqueras, si las tendencias no sufrían modificaciones. Además, con base en
análisis realizados en laboratorios se concluyó que Santander registraba
“problemas (muy graves) en la calidad del líquido que fluye por los cauces y
también en el que es consumido por la población” en algunos municipios. La
elevada deforestación que se ha registrado en el departamento y el país en las
últimas décadas es un factor que incide negativamente sobre la oferta de agua.
En el Atlas Ambiental de Santander de 1991 ya se apreciaba claramente la
magnitud de la deforestación en el departamento.
Han pasado muchos años desde que se publicaron estos
informes e infortunadamente la situación no tiende a mejorar en el departamento
sino a deteriorarse, como se deduce del análisis de diferentes estudios
académicos e informes de dependencias oficiales. A continuación, se presenta
una aproximación a la situación del agua en Santander; con base en datos
registrados en el Estudio Nacional del Agua (ENA 2014 y 2018) y otros informes.
2. Balance entre oferta y demanda de
agua
Para determinar el volumen de agua que puede utilizarse
en un sistema hídrico es necesario realizar un balance entre la oferta hídrica
disponible de agua superficial y subterránea y la demanda del líquido para uso
agrícola, urbano o industrial. La oferta disponible se calcula considerando el
caudal del sistema hídrico; este caudal puede disminuir por la deforestación de
la cuenca y otros factores. La contaminación de las corrientes también limita
su uso. Así mismo es necesario descontar del caudal del río el llamado “caudal
ecológico”, que es necesario mantener en la corriente para garantizar la
sobrevivencia de la fauna acuática aguas abajo.
Con base en la oferta disponible y la demanda del líquido
para los diferentes usos se calcula el índice de escasez o Índice de Uso del
Agua (IUA); este es uno de los índices reportados en el Estudio Nacional del
Agua (ENA) que elabora periódicamente el IDEAM. En el ENA 2018 aparecen 50
municipios de Santander en la lista de “Cabeceras municipales susceptibles al
desabastecimiento de agua en temporada seca”. En esta lista aparecen
Bucaramanga, Piedecuesta, Florida, Girón, California, Vetas, Suratá, entre
otros. Causas asociadas son reducción de caudales y déficit de precipitaciones.
En el ENA 2014 el Índice de Uso del Agua para Bucaramanga ya estaba localizado
en una categoría en la que “la demanda de agua es muy alta con respecto a la
oferta disponible”.
Estas conclusiones coinciden con otras fuentes. El pasado
20 de junio (2019), el periódico Vanguardia publicó unas declaraciones del
director en Latinoamérica de Good Stuff International, quien advirtió:
“Bucaramanga y sus municipios vecinos conforman el área metropolitana del país
con el mayor riesgo de desabastecimiento de agua, debido a que solo cuenta con
la cuenca hidrográfica del Alto Lebrija”. “Bucaramanga y su área es una zona
con una alta concentración de población y muy poquitas fuentes de agua, de
hecho, solo hay una única fuente que es el Páramo de Santurbán, el cual surte a
dicha cuenca. Por esta razón es necesario y urgente, conservar dicho ecosistema
de alta montaña”. Sobre el mismo tema, declaró a El Espectador (junio 26,
2019): “es de vital importancia proteger todo el ecosistema de alta montaña de
intervenciones de alto impacto como los proyectos de megaminería mecanizada”.
2.1. Alta demanda de agua de la megaminería
Además del ya conocido impacto
ambiental de la megaminería, es este preocupante contexto de riesgos de
desabastecimiento de agua el que deben considerar las autoridades ambientales
en el momento de analizar la enorme concesión de agua y la licencia ambiental
que solicita el proyecto Soto Norte de megaminería de la empresa Minesa;
localizado en la subcuenca del río Suratá.
En el EIA presentado por Minesa a la ANLA en enero de
2019 para explotación de oro en la cuenca alta del río Suratá se solicita una
concesión de agua superficial de 40 litros por segundo; que tomarían del río
Suratá y tres quebradas (tablas 5.1 y 5.2). También solicitan permiso de
concesión para 294.4 l/s de agua subterránea. Asumiendo un consumo promedio por
persona de 170 litros/día, esto implica que Minesa solicita captar un volumen
equivalente al consumo de 170.000 personas. Un aumento de la demanda
equivalente al consumo de agua de una población similar en número de habitantes
a la de Piedecuesta.
Si las autoridades competentes otorgan
la concesión de aguas solicitada por esta empresa, entrarían en contradicción
con lo establecido en la ley 99 de 1993 que establece en su Artículo 1: “En la
utilización de los recursos hídricos, el consumo humano tendrá prioridad sobre
cualquier otro uso”. Para otorgar esta concesión tendrían que demostrar que
existe una oferta disponible suficiente con relación a la demanda; esto a
través de IUA actualizados para Bucaramanga y otros municipios que toman agua
de esta subcuenca.
El ENA 2014 advierte sobre la importancia del agua subterránea en zonas
deficitarias: “el agua subterránea podría significar una alternativa importante
para asegurar el abastecimiento y constituirse en una medida de adaptación ante
los efectos del cambio climático en estas zonas”. En el área hidrográfica Magdalena-Cauca
(donde estaría ubicado el proyecto), varios sistemas acuíferos (agua
subterránea) podrían suplir las necesidades de abastecimiento para aquellas
subzonas hidrográficas que cuentan con un índice de aridez moderado a
deficitario: Sistema Acuífero Bucaramanga, Piedecuesta... entre otros”
(Capítulo 3, ENA, Ideam, 2014).
Este desabastecimiento de agua ya lo padecen varios municipios de
Santander como Lebrija donde ya se registran drásticos racionamientos de agua.
Este municipio y otros aparecen en el listado publicado en el ENA 2018.
2.2. Ciudades con desabastecimiento de
agua
En el ámbito nacional los medios han destacado los dramáticos
racionamientos de agua que ha padecido la ciudad de Santa Marta; incluso
durante periodos lluviosos. El Heraldo de Barranquilla publicó (abril 21,2019)
un artículo titulado: “Santa Marta vive su ‘viacrucis’ por la falta de agua”.
Anotaba el autor: “Nadie entiende cómo la ciudad, siendo dueña de una Sierra
Nevada donde nacen ríos que la irrigan, tenga que proveerse de agua en
carrotanques, tractocamiones y hasta carros de mulas”.
Según el último Estudio Nacional del
Agua (ENA, 2018), todos los nevados en Colombia tienden a desaparecer. El área
glaciar de la Sierra Nevada de Santa Marta -por ejemplo- ocupaba casi 40 km2
en 1960; en el año 2017 ocupaba menos de 15 km2. Este derretimiento
de los glaciares, asociado al cambio climático, tiene un efecto directo sobre
los caudales de los ríos.
El Objetivo 6 de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (Agua limpia y saneamiento) de Naciones Unidas
recomienda: “Si queremos mitigar la escasez de agua es fundamental proteger y
recuperar los ecosistemas relacionados con este recurso; como bosques,
montañas, humedales y ríos”. De ahí la importancia de proteger los páramos y
ecosistemas asociados, como es el caso de Santurbán.
3. Calidad del
agua
En el ya citado
libro “La crisis del agua en Santander” se reportan resultados de alta
contaminación fecal para los ríos Fonce, Suárez, Chicamocha y Lebrija. En todos
estos ríos los resultados superaban ampliamente las normas establecidas para
contaminación fecal por la legislación nacional. El río Lebrija -por ejemplo- registraba una
contaminación fecal de 41888 NMP/100 ml (Número Más Probable de microorganismos
por cien mililitros); la norma es de 200 para recreación por contacto primario
y 1000 para uso agrícola. Según informes
presentados por el desmantelado laboratorio de la CDMB; en el 2013 la
contaminación del río Frío, que desemboca en el río de Oro y este en el
Lebrija, superaba los 2 millones de NMP/ 100 ml.
En un informe
presentado por el Ministerio de Vivienda en el año 2014, los ríos Fonce,
Suarez, Chicamocha (cuenca alta) y el río de Oro aparecen en la lista de los 10
ríos más contaminados de Colombia. En una entrevista publicada en Vanguardia en
septiembre 7 de 2018, el Ministro de Vivienda advirtió: “Para un departamento
como Santander la situación en cobertura y calidad de agua es crítica. Me
atrevería a decir que es el mayor desafío que tenemos y vamos a trabajar mucho
en superarlo”.
También se registran
problemas con elementos -como el mercurio- y otras sustancias aplicadas para
procesar minerales para extraer los metales deseados. Análisis realizados por
el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga registraron la presencia de mercurio
y arsénico en la quebrada La Baja y el río Vetas. Este río desemboca en el río
Suratá; una de las fuentes de abastecimiento de Bucaramanga. El arsénico no se
utiliza en procesos mineros; se encuentra en el yacimiento y es liberado por la
extracción del material que se deposita en los llamados relaves mineros. Ahora,
si se ha detectado la presencia de arsénico en estas corrientes habría que
analizar otros elementos como el uranio (material radiactivo) que también se
encuentra presente en estas montañas.
El mercurio en
minería fue prohibido en Colombia a través de la ley 1658 de julio 15 de 2013,
la prohibición está vigente desde julio 15 de 2018.Según lo reportado por el
último Estudio Nacional del Agua (ENA 2018) -en el año 2016- se descargaron a
las aguas y suelos en Colombia 183 toneladas de mercurio en actividades de beneficio
de oro y plata (numeral 6.3.3).
3.1. En zonas
rurales de Bucaramanga consumen aguas contaminadas
En el caso de Bucaramanga existen problemas con el agua
consumida en zonas rurales. Una tutela puesta por el concejal Jorge Florez
busca “Garantizar los derechos fundamentales al agua potable, a la vida, a la
dignidad humana, a la salubridad pública de los niños y niñas y principalmente
a las Instituciones Educativas de la zona”, entre otros. En sentencia de julio
23 de 2019 el Juzgado Trece Administrativo Oral de Bucaramanga señala que
efectivamente el agua consumida en instituciones educativas localizadas en los
corregimientos 1, 2 y 3 de la zona rural del municipio no es buena “puesto que
presenta las bacterias coliformes totales y E. Coli”.
En su fallo, el juzgado ordena “Amparar los derechos
fundamentales al agua potable y a la educación de los niños, niñas y
adolescentes que asisten a las instituciones educativas que a continuación se
relacionan que han sido vulnerados por el municipio de Bucaramanga y el
Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio”. En el fallo se relacionan 18
instituciones educativas en las que se consumen aguas contaminadas en los
corregimientos 1, 2 y 3. El juzgado le ordena al municipio que elabore “un plan
de acción para garantizar el suministro de agua potable para consumo y
preparación de alimentos” en el corto plazo y que -en el término de un año-
“formule e implemente planes y programas necesarios para asegurar en forma
definitiva el suministro de agua potable a las instituciones educativas
citadas”.
3.2. Pésima calidad del agua de Barrancabermeja
La mala calidad de las aguas corrientes
y de consumo afecta otras ciudades importantes de Santander como
Barrancabermeja. En los años 80 se registraron varios paros cívicos en la
ciudad petrolera motivados por la mala calidad del agua distribuida. Pues bien,
han pasado varias décadas y organizaciones ambientalistas informan que estos
problemas no se han solucionado.
En el caso de la ciénaga San Silvestre que
abastece Barranca, a los antiguos problemas de contaminación por residuos
industriales, domésticos, sedimentos y otros se le sumó -en los últimos años-
el vertimiento de lixiviados de un botadero de basuras insólitamente construido
en la zona.
Organizaciones ambientalistas han
presentado sustentadas denuncias sobre estos problemas. En mayo de 2019, el
reconocido ambientalista Óscar Sampayo advirtió que “de un total de 19 puntos
en donde se tomaron muestras del agua, 14 presentan alta presencia de la
bacteria E. coli (indicios de
contaminación fecal). Tanto en el agua cruda, como en la que es potabilizada y
se distribuye a la población” (RCN Radio).
En el mismo sentido la Fundación
Yariguíes ha alertado sobre cinco bebés y algunos perros, gatos y manatíes “que
han nacido con anencefalia, producto de la contaminación con mercurio en las
aguas de la ciénaga” (El Tiempo, marzo 2019). La anencefalia es un defecto de
nacimiento en el que el bebé nace sin partes del encéfalo (cerebro, cerebelo,
otros) y del cráneo.
Voceros de Aguas de Barrancabermeja declararon que la empresa “potabiliza el
agua, de acuerdo a los parámetros establecidos en la resolución 2115 de 2007”.
Vale la pena reiterar que cumplir con las laxas normas colombianas (caso
resolución 2115) no garantiza que el agua sea realmente potable.
Estas denuncias han generado graves amenazas contra los ambientalistas
del puerto petrolero.
4. ¿Qué hacer?
La crisis del agua en Santander y Colombia no se solucionará expidiendo
más leyes y decretos reglamentarios. Aunque es necesario actualizar algunos
temas, existe desde los años 70 un marco legal que permitiría solucionar muchos
de los problemas reseñados. También existen ministerios, corporaciones
autónomas, institutos de investigación y demás entes que hacen parte del
Sistema Nacional Ambiental (SINA) que creó la ley 99 de 1993. El SINA debe
incluir también a las ONG, universidades y centros de investigación, entre
otros.
Sin embargo, el SINA no ha funcionado como un sistema pues sus
componentes no actúan en forma articulada, por diferentes factores. Un ejemplo
es la controversia que sostienen -desde hace varios años- el Área Metropolitana
de Bucaramanga y la CDMB para definir cuál de las dos entidades es la autoridad
ambiental en la zona urbana del Área Metropolitana. Esto dificulta la solución
de los múltiples problemas ambientales de la ciudad y el departamento. De ahí la importancia de conformar en Santander
un Sistema Departamental Ambiental (SDA).
Otro problema es la toma de algunas Corporaciones Autónomas Regionales
(CAR), y otras autoridades ambientales, por grupos politiqueros que utilizan
estas corporaciones en su propio beneficio. La reforma a las Corporaciones es
otro de los fracasados proyectos que valdría la pena reactivar. Mientras esto
ocurre, se podría empezar por endurecer los requisitos para ser director de una
CAR en Santander.
La ley 99 establece que el desarrollo del país debe regirse por los
lineamientos del desarrollo sostenible y establece la aplicación del principio
internacional de precaución. Los lineamientos se encuentran en los 17 Objetivos
de Desarrollo Sostenible que aprobaron las Naciones Unidas en el año 2015. Los
ODS se refieren a la urgencia de proteger el medio natural y humano; pero
también se incluyen objetivos como: “Erradicación de la pobreza”, “Lucha contra
el hambre”, “Empleo digno y crecimiento económico” y “Educación de calidad”,
entre otros.
Se trata de problemas estructurales, muy complejos, que sólo se
solucionarán a través de un enfoque sistémico que implique un trabajo
transdisciplinario que involucre la participación de los integrantes del SINA.
El reto es enorme, pero no insuperable; siempre y cuando se cuente con voluntad
política para poner el conocimiento y la ética al servicio de las mayorías.
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